El COVID-19 trajo el aislamiento que se tuvo que cumplir en muchas partes del mundo, a causa de esto se provocaron una serie de síntomas que se detectaron como generalidad en los países. El aislamiento prolongado causó cambios de hábitos y en la forma de vivir en general, produciendo un trastorno emocional, físico y económico. Estos últimos fueron detonadores en un aumento de consultas específicas comunes en los países afectados.
Entre ella se destacan: dolores de mandíbula, dermatitis, alérgias, problemas digestivos, dolor de espalda, problemas de rodillas y piernas, pérdida de cabello, cansancio, problemas visuales, trastonos de alimentación, depresión entre otros. En el caso específico de la odontología se ha destacado un aumento importante del bruxismo, este problema esta conectado directamente al estres generado por la situación.Se incrementaron las consultas por molestias en la mandíbula, cuello, dolor de cabeza y rotura de piezas dentales.
Un ejemplo de ello es España, al ser entrevistado el Jefe de Servicio Integral Dental y Maxilofacial de los hospitales Quirónsalud, Dr. Primitivo Pablo de la Quintana sobre el tema, expresó: «los casos de bruxismo por el confinamiento han aumentado un 70%, siendo actualmente una de las causas de mayor afluencia a consultas externas y a urgencias si el dolor es severo», además sostuvo: «la ansiedad y el estado de nerviosismo se somatiza y se exterioriza apretando los dientes durante toda la noche e incluso de día, provocando ese malestar laterofacial y cervical».
Comentarios como estos, coinciden con la evidencia que se viene dando mundialmente sobre las emergencias odontológicas atendidas, en las que se observa un incremento elevado de nuevos pacientes con signos y síntomas por apretar los dientes.
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