Antonio José Hurtado un dentista de la ciudad de Barbosa, ubicada al norte de Antioquía en Colombia, se proclamó Papa en el año 1939. Esta es la increible historia del "Papa Pedro II", así es como se autoproclamó este místico personaje a la muerte del Pontífice Pío XI, convirtiéndose en una leyenda del lugar. 

Hurtado había nacido en 1892 y desde pequeño se despertó en el la vocación religiosa, por lo cual ingreso al Seminario de Santa Rosa de Osos. La muerte de su padre lo obliga a dejar sus estudios. Como sostén de una familia numerosa debe realizar diversos trabajos y seguir sus estudios secularmente. Trabajó durante su vida como ebanista, fotógrafo ambulante en los trenes, joyero y sastre, con el tiempo se recibió de dentista. 

De regreso a la ciudad de Barbosa en 1923 comienza su actividad dental abriendo una clínica dental en 1926 en la avenida principal de Barbosa. Mientras tanto vinculado con la Iglesia Católica de Holanda es consagrado Obispo clandestinamente por Mons. Irineo Aznar, que pertenecía a un grupo de Obispos Católicos disidentes.

Al oir la noticia de la muerte del Papa Pío XI decide enviar un telegrama al Vaticano con el siguiente texto: "Eminentísimo Cardenal Camarlengo. Su Santidad Pío Once ha muerto. Mi corazón que lo amaba más que todos, está de luto. Sacro Colegio de Cardenales: ¿Buscáis a vuestro futuro vicario? Yo soy! Antonio Hurtado". 

A la espera de una contestación, que nunca llegó, decidió ungirse el mismo como el Papa Pedro II. Compró un anillo con una piedra preciosa y el mismo se diseñó su vestimenta papal. Armó en su clínica su pequeño Vaticano, decorando su consultorio con fotos de todos los Papas y construyó una capilla donde daba misa. Mandó a construir un sillón dental, diseñado por el, que utilizaba para su trabajo y como trono papal. 

Hurtado editaba un diario llamado "El Emmanuel", mediante el cual hacía publico sus pensamientos religiosos. Con el tiempo su fama se extiende y comienza a recibir gran cantidad de personas que quieren conocerlo, ya que se corría la voz que era capaz de curar el cáncer y hacer caminar a los imposibilitados. 

Tanta fue la fama alcanzada que muchas personas ilustres se le acercaron para recibir su consejo. Así fueron pasando los años de su reinado hasta que un día le comenta a sus seguidores que había llegado su hora. A los 63 años el 14 de mayo de 1955, Pedro II, el Papa de Barbosa, murió a las 5 de la tarde, luego de volver del ancianato, donde les repartiá comida a los ancianos. Cientos de personas acompañaron el féretro de este increible personaje hasta su tumba.