Caries y Bebidas Energéticas

Desde su aparición en Europa y Asia en los años 60, la popularidad de las bebidas energéticas ha crecido exponencialmente. Actualmente, diversos países intentan implementar regulaciones sobre el etiquetado, distribución y venta de estas bebidas, que contienen altas dosis de cafeína.

Las campañas de marketing han jugado un papel crucial en su promoción. Las presentándo como el impulso perfecto para mejorar el rendimiento físico y el bienestar general. Con ingredientes como la cafeína, la taurina, glucuronolactona, vitaminas, minerales, inositol, carnitina 1-5 y extractos herbales como el ginseng, estas bebidas prometen una inyección de vitalidad. Sin embargo, los consumidores no suelen ser conscientes de que, aunque un consumo ocasional en pequeñas cantidades puede ser inofensivo para los adultos sanos, aquellos con afecciones médicas específicas deben proceder con precaución.

El consumo de este tipo de bebidas está más extendido entre los hombres que entre las mujeres en todos los tramos de edad. El consumo decrece a medida que aumenta la edad, los jóvenes son uno de los grupos de población más expuestos a su consumo. Algunos estudios muestran una tendencia creciente en los ultimos años del consumo de estas bebidas por parte de mujeres.

Muchos de los efectos adversos de las bebidas energéticas están relacionados con la intoxicación por cafeína. El consumo de más de 60 miligramos de cafeína en adolescentes de 11 a 17 años (unos 200 mililitros de bebida energética con 32 mg de cafeína/100ml) puede provocar alteraciones del sueño. A partir de 160 miligramos de cafeína (500 mililitros de una bebida energética con 32 mg de cafeína/100ml), puede provocar efectos adversos generales para la salud: efectos psicológicos y alteraciones comportamentales y trastornos cardiovasculares. Estos efectos se sumarían a los de otros alimentos que contengan cafeína: café, té, chocolate, guaraná, etcétera. Por estos motivos no se recomienda el consumo de estas bebidas por los adolescentes. Estudios recientes demuestran que el consumo de alcohol mezclado o en combinación con bebidas energéticas conduce a estados subjetivos alterados que, entre otros efectos, incluyen una disminución de la percepción de intoxicación etílica. Con respecto a las caries y su relación con el consumo excesivo de azúcar, podemos decir que las bebidas energéticas con azúcares (no Zero) pueden contribuir a exceder la ingesta diaria recomendada de azúcares simples (50 g al día, el equivalente a 10 terrones de azúcar, según la recomendación de la OMS). Una lata de 250 ml aporta entre 27,5 y 30 g y el envase de 500 ml entre 55 y 60 g (el equivalente a 11-12 terrones de azúcar). La frecuencia y la cantidad de exposición al azúcar de estas bebidas azucaradas aumentan entonces el riesgo de caries dental.

En cuanto a la erosión dental, con un pH ácido de alrededor de 3, estas bebidas pueden causar un daño irreversible que compromete la salud oral. La acidez puede incluso afectar las restauraciones dentales, y la sensibilidad dental es un síntoma común de este daño. Se aconsejaría entonces moderar el consumo de estas bebidas energizantes y buscar opciones más saludables como agua o bebidas deportivas sin azúcar. Si se las consume se sugiere enjuagarse con agua después de beberlas para neutralizar los ácidos y proteger los dientes.

La OMS advierte sobre los riesgos para la salud de las bebidas energéticas, especialmente si se combinan con alcohol.
En referencia a los deportistas, estos deberían saber que las bebidas energéticas no son adecuadas para la rehidratación y no deben reemplazar al agua o bebidas isotónicas. Por ultimo no olvidar consultar al médico antes de consumir bebidas energéticas si se están tomando medicamentos regularmente.