El Dalada o diente de Buda

Tras morir Buda en el año 483  A.C. su cuerpo fue cremado con leña tal como  indican las tradiciones. Respetando el interés de sus seguidores, las cenizas se repartieron por diversos lugares del mundo, en los cuales posteriormente se edificarían templos.

Entre los restos que se repartieron  estaba un diente canino que actualmente se venera en el “Santuario del diente de Buda”, situado en la ciudad de Kandy, en Sri Lanka, que atrae a numerosísimos turistas anualmente.

Esta reliquia tuvo una historia increíble. Le atribuyeron propiedades maravillosas, tales como la capacidad de hacer “milagros” (sucesos extraordinarios que no pueden explicarse por las leyes regulares de la naturaleza y que se atribuyen a la intervención de un Dios o de un ser sobrenatural). Se decía que el diente tenía la capacidad de garantizar a su poseedor el poder sobre el territorio, lo que daría lugar a un gran número de disputas por conseguirlo. Incluso cayó en manos de un rey que trató de destruirlo sin éxito. También sufrió varios traslados intentando evitar su robo. Durante un tiempo fue custodiado por el rey de Kalinga (India), que sintiéndose amenazado por otro rey más poderoso, encomendó a su hija, la princesa Hemamali, que lo transportara a la isla de Ceilán, lo cual realizó con éxito escondiéndolo en su pelo.

Al ocupar los portugueses la isla lo trasladaron a la ciudad de Goa, en la India, donde fue destruido para eliminar la superstición. Sin embargo se dice que esto no llegó a ocurrir, y que en su lugar pulverizaron un fragmento de hueso a cambio de una importante suma de dinero ofrecida por un creyente adinerado.

Reapareció poco tiempo después, volviendo a Ceilán (actual Sri Lanka), donde el rey de Kandy le hizo construir un templo con la ayuda de los holandeses, que habían expulsado a los portugueses, y en el que aún se conserva dentro de un relicario de oro.

Cuando los ingleses ocuparon la isla en a principios del siglo XIX abrieron el relicario, en cuyo interior no había ningún diente sino un fragmento de hueso, pero respetaron la reliquia para evitar conflictos con los habitantes.

Actualmente los recipientes que lo contienen (son siete, uno dentro de otro), se muestran al público tres veces al día entre redobles de tambores, colmillos de elefantes y fuertes medidas de seguridad. En ningún caso se permite a nadie ver directamente el diente.

Una vez al año tiene lugar el festival de “Esara Perahera” durante el cual una réplica del diente se pasea en procesión por las calles de Kandy junto a elefantes ornamentados y bailarines locales que custodian el Diente de Buda de Sri Lanka, cuya existencia aún es carne de debate para historiadores, turistas y curiosos.