El Dentista de Napoleón

El Dr. Barry O’Meara, reconocido dentista del siglo XIX, es una figura histórica de gran relevancia debido a su estrecha relación con Napoleón Bonaparte. La importancia histórica del Dr. Barry O’Meara radica en su papel como médico, dentista y amigo personal de Napoleón Bonaparte durante su exilio en la isla de Santa Elena. O’Meara fue testigo de los últimos años de vida del emperador francés y se convirtió en su confidente más cercano. Su relación con Napoleón le brindó una visión única de la mente y la salud del líder militar, así como de los eventos históricos que rodearon su caída y exilio. Los escritos y testimonios del Dr. O’Meara son valiosos recursos para comprender la vida y el legado de Napoleón, así como para arrojar luz sobre los eventos históricos de la época. La relación entre el Dr. Barry O’Meara y Napoleón Bonaparte fue compleja y llena de contrastes. O’Meara comenzó como el dentista personal del emperador, pero pronto se convirtió en su médico de confianza. A lo largo de su estrecha relación, O’Meara presenció la deteriorada salud física y mental de Napoleón, así como su lucha por mantener su estatus y poder. El Dr. Barry Edward O’Meara nació en Newtown House, Blackrock, Dublín, Irlanda, en 1786. Estudió medicina en el Trinity College de Dublín y más tarde en el Royal College of Surgeons. En febrero de 1804 con 18 años ingresó en el Ejército como cirujano ayudante del 62º Regimiento. Sirvió en Sicilia, Egipto y la región de Calabria. Demostró ser especialmente heroico cuando escaló un acantilado para atender a un grupo de soldados británicos heridos y moribundos y consiguió bajar 49 camillas por el acantilado y llevarlas de vuelta a Mesina. En 1807, fue juzgado en consejo de guerra por actuar en un duelo ilegal en Mesina y obligado a abandonar el ejército. Se embarcó rumbo a Malta, se alistó en la Armada y actuó en las Indias Occidentales y el Mediterráneo. El 14 de julio de 1815, este irlandés de 32 años se encontraba a bordo del HMS Bellerophon cuando, tras la batalla de Waterloo, Napoleón se entregó al barco. Durante el viaje de Rochefort a Plymouth, los conocimientos de italiano de O’Meara llamaron la atención del antiguo Emperador. Sus conocimientos también lo impresionaron y Napoleón invitó a O’Meara a unirse a él en su exilio en Santa Elena como su asistente médico. El 7 de agosto de 1815, Barry Edward O’Meara, en Torbay, solicita acompañar a Napoleón a Santa Elena. El barco, el Northumberland, zarpa hacia Santa Elena al día siguiente. O’Meara y Napoleón se hicieron íntimos amigos durante los tres años siguientes. Napoleón sugirió a Barry que escribiera un diario de su tiempo juntos y le dijo: “Te hará ganar una fortuna, pero no lo publiques hasta que yo muera”. Halagado y muy honrado, el dublinés empezó a garabatear lo que se convertiría en un diario de 1.800 páginas en el que relataba paso a paso su estancia con Bonaparte y lo que el Emperador pensaba del amor y la guerra. En 1822, tras la muerte de Napoleón en junio de 1821, Barry O’Meara publicó “Napoleon in Exile, or a Voice from St. Helena” (Napoleón en el exilio o una voz desde Santa Elena), en el que criticaba a al Gobernador Lowe por el mal trato que había dado a Napoleón. El libro tuvo un gran éxito de público y O’Meara se convirtió en un conferenciante muy solicitado. Exhibía en su consultorio una muela de juicio que había extraído a Napoleón, (en 2005 esa muela se vendió en Swindon por casi 13.000 libras). También tenía el cepillo de dientes de Napoleón, que más tarde donó al Real Colegio de Médicos de Irlanda. El Dr. O’Meara también inventó un polvo dentífrico muy vendido.

Murió en Londres el 10 de junio de 1836. Sus memorias son el legado del Dr. O’Meara que perdura como un recurso invaluable para comprender y analizar este período crucial de la historia europea.