El elefante va al dentista

Hace casi treinta años atrás un elefante africano macho fue decomisado en una finca de narcotraficantes del Cartel de Medellin, en Colombia. El elefante, víctima del tráfico ilegal, fue trasladado al Zoológico de Barranquilla donde recibió todos los cuidados necesarios para garantizar su bienestar más el cariño de sus cuidadores y de los visitantes del Zoo.

Pero los animales a veces se enferman y requieren cuidados especiales. Tal fue el caso de Tantor, el elefante, que se fracturó un colmillo lo que le causó una infección. Aunque los veterinarios y cuidadores del Zoo le realizaron limpiezas y tratamientos diarios en ese colmillo, la solución definitiva estaba en manos de un dentista que pudiera efectuar la cirugía odontológica que se necesitaba con urgencia. Por cuestiones de seguridad este procedimiento solo puede llevarse a cabo bajo anestesia general. Con el fin de realizar la cirugía se necesitaban recaudar unos $8500 dólares para cubrir honorarios e insumos y medicamentos. Como el Zoológico no estaba en condiciones de afrontar tal gasto decidió recurrir al pueblo de Barranquilla e inició una campaña para recaudar fondos que le permitiera llevar al elefante al dentista.

Tantor, de casi 50 años de edad es el animal más grande del Zoológico, pesa unas cinco toneladas, y come 270 kilos de alimento por día, que incluyen pasto, frutas y verduras. Además de ser el más grande es el más querido de los animales del Zoo, no solamente por su personal sino también por mucha de la población de Barranquilla. Lo que quedó evidenciado en la rápida y positiva respuesta de la campaña para poder pagar la operación dental. El tratamiento de conducto que requería ese colmillo necesitó también que se fabricaran a medida las herramientas especiales necesarias para el buen éxito de la intervención.

Fueron convocados para realizar la cirugía los doctores Carlos Sanchez, director de servicios veterinarios de Fort Worth Zoo (Texas, EEUU) y el dentista veterinario Barron Hall, consultor del National Zoo (Washington). La cirugía fue un éxito. Duró aproximadamente cuatro horas y requirió el trabajo de unas veinte personas entre profesionales y asistentes. Resultó llamativo e inesperado que muchas familias enteradas de la intervención concurrieran al zoologico para acompañar a Tantor. Fueron alojados en un espacio restringido y acompañados por los guías que mediante juegos didácticos daban información del elefante a los niños presentes.

Quedó demostrado que en Barranquilla los amantes de los animales y amigos de Tantor fueron tantos y tan generosos con sus aportes que lograron entre todos cubrir los costos de la cirugía y darle así al elefante una vida más confortable y en salud.