Los Mongoles Dentistas de Caballos

Se considera que la domesticación de los caballos tuvo lugar hace unos 5.000 años. Los hallazgos de restos más antiguos se remontan a 1.300 años antes de Cristo. Estos se encontraron en tumbas de la Edad de Bronce en Mongolia.

Fue en estos enterramientos donde William Taylor y su equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Ciencia de la Historia Humana (Alemania) encontraron las pruebas de los cuidados dentales de caballos más primitivos que se conocen.

Porque igual que los humanos sufrimos por culpa de las muelas del juicio, los caballos tienen unas piezas dentales relícticas llamadas “dientes de lobo”, que nacen justo donde los jinetes les colocan el bocado. Hoy en día esas piezas son extraídos de forma rutinaria. La práctica de extraer estos dientes comenzó hace 3.000 años, justamente por las tribus de nómadas de las estepas de Mongolia y gracias a ellos, siglos después, este pueblo cambió el mundo a lomo de caballo.

En un comienzo se limitaban a limar o a serrar estos dientes, con herramientas de piedra, siglos más tarde aprendieron a extraerlos con la ayuda de herramientas metálicas. El cuidado dental de los caballos le permitió a los nómadas montar mayores distancias, con caballos más sanos que no sufrían dolor, lo que les facilitó convertirlas en un arma de guerra. Este cuidado dental fue probablemente lo que permitió que la monta de caballos pasase de emplearse para pastorear a convertir estos animales en una tecnología militar. En los yacimientos de a partir del 750 antes de Cristo, casi todos los caballos examinados por Taylor carecen de “dientes de lobo” incluso en muchos de los cráneos hay huecos donde una vez estuvieron dichas piezas dentales. A la vez que se extraían estos dientes, se desarrollaron los bocados metálicos para montar a los caballos. Estos tenían la gran ventaja de permitir controlar mejor a los animales, incluso en situaciones de estrés, como puede ser una batalla.  Los mongoles estuvieron entre los primeros humanos en aprender a montar, a medida que los caballos se hicieron más importantes, los nómadas invertían más esfuerzo en comprender cómo cuidarlos. Una innovación tan sencilla como extraer unos dientes fue la que permitió que siglos más tarde las hordas de Gengis Kan cambiaran el curso de la historia en toda Europa y Asia a partir del siglo XIII. Los caballos convirtieron a Mongolia en el centro económico y cultural del mundo. Y todo gracias a los cuidados dentales.