Nerón y el Dolor de Muelas

En la antigüedad no había exactamente una buena higiene bucal y los problemas dentales seguramente ocurían con mucha frecuencia. En la Antigua Roma el emperador Nerón usó un poderoso antídoto para los venenos llamado “triaca” que también fue utilizado para aliviar los dolores de muelas. Este remedio habría sido mejorado por el médico romano Andrómaco a quien se le ocurrió añadir carne de serpiente a la mezcla tradicional. Se utilizaba originalmente, y era muy eficaz, contra las picaduras y mordeduras de diversos animales.

El compuesto contenía algunas plantas medicinales como la canela, el jengibre y la cúrcuma. Además, contenía opio y, por lo tanto, ayudaba a adormecer el dolor dando una sensación de bienestar.
Del latin “theriaca”, este antídoto era un preparado polifármaco compuesto por varios ingredientes (en ocasiones más de 70) de origen vegetal, mineral o animal.

Algunos de los componentes utilizados en las triacas elaboradas en la antigüedad no han podido ser todavía identificados. Se usaban numerosas especies vegetales y también ingredientes de procedencia animal, como el castóreo y minerales, tales como terra sigillata, betún de Judea o sulfato de hierro.

Todas estas sustancias eran convenientemente desecadas, trituradas hasta formar una mezcla homogénea y disueltas en trementina, vino y una cantidad abundante de miel, que actuaba como excipiente. La fórmula exacta fue recogida en numerosos tratados, desde la Theriakà de Galeno en el siglo I hasta la Pharmacopoeia augustana de 1653 de Johann Zwelfer, el Codex francés de 1758 o las farmacopeas españolas de principios del siglo XX.En el siglo I Andrómaco, médico personal del emperador romano Nerón, mejoró la fórmula del mithridatium, ampliando el número de sus ingredientes e incluyendo la carne de víbora. La composición de la triaca de Andrómaco o “triaca magna” quedó recogida en un poema compuesto por el propio autor. Allí se hace referencia a la utilidad del medicamente para los dolores dentales.

Galeno de Pérgamo, referente clave de la medicina occidental, fue un gran entusiasta de la triaca. Sus textos fueron transmitidos al mundo bizantino a través de traducciones diversas. La tradición árabe dá su aportación más rica, variada y compleja. Le sumaron su experiencia y nuevos ingredientes. No quedaron registros de la triaca durante la Alta Edad Media en el Occidente latino y habrá que esperar al siglo XI para que ocupe un lugar relevante dentro del arsenal terapéutico de los médicos. Gracias a las traducciones del árabe al latín y al comercio de las repúblicas italianas con Oriente será posible el acceso al remedio. El conocimiento y el uso que se hizo de la triaca a lo largo de los siglos varió en función de los lugares y la época. Las recetas experimentaron variantes y modificaciones, adicciones y sustituciones a partir de la reflexión de médicos y boticarios para mejorar y adaptar su composición, sin desatender nunca la fórmula original que utilizaba el mismísimo Nerón para aliviar sus dolores de muelas.